domingo, 27 de mayo de 2012


         Venezuela patria mía, en el norte de este sur, nadando entre quimeras, salvadores y mesías, el tiempo se te ha pasado y jamás imaginaste cuanto lo lamentarías. Dormida en aires de plena armonía e indómita castidad. Te levantaste de golpe al ruido del invasor, que neutralizó  tu vida, a fuerza  del  garrote y del engaño. Te has levantado creyendo que el sol  radiante salía, cuando en verdad, no sabias, que tu  esperanza condenada por la infamia poco a poco se perdía.
         Luego del yugo opresor, creíste la libertad conquistar, en olas de un ancho mar, que a través de toda historia, encalló tras un duro naufragar. No termina este pueblo crédulo de los pies a la cabeza, todavía comprender, que el  opresor se recrea en aires de llano adentro. Vestido de ineficacia perfecta y de amor por el saber, cuando la verdad es otra y para algunos incautos, bien difícil de creer.

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